2000 TOURS Roger Hodgson, Madrid 31 Mayo
- On 11 September 2010
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ROGERTRAMP: LA TRAMPA ENCANTADA
Sí, claro, tengo los suficientes años como para haber visto a Supertramp en 1979.
Fue en el entonces llamado Pabellón del Real Madrid, en la gira de presentación del multivendedor "Breakfast In America". Aquello sonó tan perfecto que incluso nos puso en guardia al grupo de amigos que ya éramos fieles: ¿no habría "trampa"?. Es un gran concierto, pero planea la duda hasta que se escuchan ciertas variaciones en "Child Of Vision". Alivio final, satisfacción plena.
1997: Supertramp regresa con Rick Davies al frente pero no ha habido manera de integrar a Roger Hodgson. Buena actuación en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. Sin embargo, aquí sí pesa más la nostalgia que la realidad vivida en la actuación. ¿Será que nos vamos haciendo mayores? ¿O tal vez más exigentes y menos complacientes?
2000: Roger Hodgson regresa a España. Se ha quitado el muermo/depresión de encima y anuncia que "Open The Door" está listo como primera piedra de una nueva etapa. Gira promocional de reencuentro con treintañeros seguidores que recuerdan con emoción años de gloria en los setenta. ¿Quién no rememora aquel gran elogio que se llegó a hacer al grupo por entonces?: Estamos ante los nuevos Beatles. Arriesgada afirmación que también se manifiesta ante los mejores trabajos de Electric Light Orchestra o The Alan Parsons Project. Suena exagerado, ¿verdad? Pero, ¿quién puede quedarse impasible ante "Crime Of The Century", "Crisis? What Crisis?" o "Even In The Quietest Moments"? Son obras definitivamente intemporales, incluso por encima del apasionamiento de quien esto escribe, que se inició en la música por culpa de los "supertramposos".
Volvemos al presente: dicen que Roger viene solo. Es decir, que no hay banda que lo acompañe. ¿No puede quedar algo frío? Personalmente estoy esperando un concierto de notable. Perdonad que centre la atención en mis expectativas: sospecho que va a ser una noche memorable y quiero ser acompañado por algún amigo/amiga de toda la vida. Como todos están casados, con hijos, responsabilidades diarias, etc, me decido por llamar a mi ex-novia, a quien los ecos de Supertramp no le son ajenos. Cristina, éste es su nombre, acepta con agrado a cambio de salir disparada nada más terminar: mañana debe madrugar.
Sala Arena. Un teclado, una guitarra acústica y un artilugio percusivo que luego dará que hablar y reír. Minutos de espera y sale Roger Hodgson. Sonriente, con paz interior, inglés netamente comprensible, el hombre nos pide humildemente ayuda. No puede obtener mayor respuesta: el público se convierte en el protagonista emotivo de la velada. Es difícil explicar la comunicación entre un hombre/músico dispuesto a compartir su felicidad personal y un público/coro/aliento dispuesto a entregar hasta la última gota de su ilusión. ¿El repertorio? No creo sea necesario insistir en que canciones como "Take The Long Way Home", "Dreamer" (¡qué momento para soñar con lo mejor!), "Hide In Your Shell", "The Logical Song", "Sister Moonshine" y tantas otras, te llevan a tu adolescencia y a sueños de un mundo mejor. Las canciones nuevas todavía no están asimiladas por la espléndida audiencia, pero Roger sigue igualmente arropado.
Un oasis de tranquilidad - en medio de tanta emoción - la participación de Carlos Núñez. Un tiempo de regocijo la subida del seguidor Antonio, otra de las atracciones de la noche cuando, pese a su nerviosismo, es capaz de acompañar a Hogdson en la percusión. "Oé, oé, oé", gritan los incondicionales: es como si Roger viniera de ganar la Copa de Europa y los más apasionados quisieran brindarle un total reconocimiento. Hay lágrimas de felicidad entre los asistentes, y uno tiene que contenerse para que los ojos humedecidos no descarguen. Además, me da vergüenza que Cristina, encandilada ella (con Roger, no conmigo), me vea llorar. Va para dos horas y el protagonista anuncia, después de prometer su vuelta para el otoño, que "Fool´s Overture" será el cierre de una jornada que quisiéramos no tuviera fin.
Me junto con compañeros de profesión: no todos están de acuerdo con el punto de vista que aquí expongo, y creo que compartido con la inmensa mayoría de los allíconvocados. Mi amigo y contrincante de tertulias (musicales o no), Esteban Pérez, director de Todas las Novevades, señala que lo que ha visto es poco menos que un "culto a la personalidad" de alguien que ha venido con lo puesto y ha cobrado una entrada de 3.500 pesetas.
Hay un tercer contertulio, Richard Harrison, un apasionado "supertrampiano", nativo de Glasgow pero español de adopción, que le corrige la plana a Esteban. Reconoce haber llorado esta noche, aunque al principio pensó que se trataba de...sudor.
¿Es posible que todo esto sea producto de la nostalgia? Bueno, algo de eso también hay. Pero uno, acostumbrado a cientos de conciertos desde mi debú en 1979 con Frank Zappa, entiende que en la sala Arena había un ambiente de comunicación difícilmente reproducible. Y es que las canciones de Supertramp/Roger Hodgson son eminentemente sentimentales: todo ese caudal estalló la inolvidable noche del 31 de mayo pasado. ¿Irrepetible? Vamos a darnos otra oportunidad, pero ese clima, tan espontáneo, tan enternecedor, es difícilmente transportable.
Más: al día siguiente hay rueda de prensa en su nueva compañía, Sony. Se le comenta que la noche pasada fue realmente inolvidable y Roger contesta que el público estuvo "unbelievable". Comenta que desea grabar un nuevo disco en directo de esta gira 2000 y, como curiosidad, sueña con que, de no haber militado en Supertramp, le hubiera gustado participar en el Genesis de Peter Gabriel. ¿Una versión? No descarta realizar una adaptación del grupo Family, de título "My friend the son". Luego firma el recién estrenado "Open The Door" a todos los periodistas, que también son fans. Personalmente, le he acercado el vinilo de "Crime Of The Century", el primero de mi colección. Le felicito por la magnífica interpretación de la noche anterior y le comentó que, efectivamente, esa pieza fue la primera de mi discoteca particular. "Really?", responde con cierta sorpresa. Pero en realidad somos unos cuantos los que dimos los primeros pasos con una banda que llega al corazón. Y lo dice un apasionado seguidor del rock duro, más acostumbrado a la "tralla" que a las sutilezas pop.
Me ha ganado Roger: escuchó a fondo "Open The Door", le encuentro jugo, y sobre todo sacó de la estantería todo ese material brillante del Supertramp de los setenta. Tengo otros trabajos que hacer, pero todo puede esperar.
Me declaro en "semana Supertramp" y me atiborro sin descanso de horas y horas de escucha. Me vuelve a hacer feliz como cuando tenía 16 años (y ahora cumplo mis 39...hay cosas que nunca cambian). Quiero más: así que me junto con el amigo Richard y otros colegas para presenciar el mini-concierto de Roger en las tiendas Tipo de la calle Fuencarral. Todo muy breve, no da tiempo a emocionarse de nuevo, aunque Roger repite actitud y amor por la música y por su público. Cede terreno a la firma de discos, que es el principal motivo de su presencia allí.
¿Hay vida después de algo así?
Por supuesto, faltaría más pero flota en el ambiente un recuerdo mágico y un deseo incontenible de repetir, o al menos acercarse, a una experiencia similar. Jordi, ¿se confirma lo del día 16 o tendremos que contar a los cuatro vientos las excelencias de Roger hasta el otoño?
Pedro Giner